domingo, 21 de noviembre de 2021

Ceci n'est pas une pipe

 El tejón común o europeo (Meles meles) es un mamífero carnívoro de la familia de los mustélidos, a la que también pertenecen las nutrias y las comadrejas. Se le reconoce por su pelaje gris, cabeza blanca con dos franjas negras, cola y borde de orejas blancos y patas negras.


El tejón europeo tiene cara de buena persona. Si te encuentras alguno en el campo (cosa complicada, porque son nocturnos), te mirará como si estuviese a punto de decirte «¿le apetece una nube de leche en su té, señor?».

El tejón mielero (Mellivora capensis) es otro mamífero carnívoro de la familia de los mustélidos. Se le reconoce por su pelaje gris en cabeza, cuello, dorso y cola, su patas y vientre negros, su cabeza larga y su mirada de camionera hiperlesbiana con mala hostia.

Si te encuentras alguno y tienes la mala fortuna de que él te vea a ti, te mirará como si estuviese a punto de decirte «¡ME VOY A COMER LA MIERDA DE DENTRO DE TUS TRIPAAAAAAAAAAAAAAAS!» y ya puedes correr, porque el tejón mielero es el hijo de puta más agresivo del mundo animal. No le tiene miedo a nada. Literalmente A nada. Se ha visto a tejones mieleros acometer a hienas, guepardos e incluso leones.

Al tejón mielero le come los dos cojones que tengas diez veces su tamaño. Como lo mires cruzado, irá a por ti como uno de esos zombis atletas de 28 días después. Y, si te engancha, mil vidas que tengas.

Y esto es casi todo lo que tengo que decir sobre No time to die, la última (por ahora) película de la franquicia de James Bond y la última película de Daniel Craig como 007. A partir de aquí, paja, espóilers y argumentos repetidos hasta la saciedad en la bitácora.

This is the end
Hold your breath and count to ten
Feel the Earth move and then
Hear my heart burst again

No time to die debería ser un tejón mielero y es un tejón europeo.

La última película de Daniel Craig, un actorazo, como Bond, un icono de la cultura popular y el cine, debería haber sido una paja de sangre.

Y no.

La película de despedida de Daniel Craig como el personaje inspirado en un auténtico veterano de los servicios de inteligencia británicos durante la Segunda Guerra Mundial, descendiente directo de Carlomagno, practicante de esgrima antigua, músico de heavy metal sinfónico y el único miembro del reparto de la trilogía de El señor de los anillos que conoció personalmente a Tolkien, debería haber sido por sus propios méritos APOTEÓSICA.

Sin embargo, No time to die sólo está bien. De hecho, está bastante bien.

Pero no es una película de Bond tal y como ha quedado establecido, en 53 años de tradición cinematográfica, cómo debería hacerse una película de Bond.

No time to die es una buena película de acción. Si bien por momentos se me ha hecho un poco lenta, no por ello la he disfrutado menos. Tiene problemillas de ritmo y coherencia, pero no son muchos ni muy grandes. Como película de acción, es casi intachable.

Ahora bien, como película de James Bond, no acaba de cuajar.

¿Bond protegiendo a su amada y a su hija?

Sí, claro, pero... ¿qué cojones...? ¿Éste es el argumento de una película de Bond o el de una de esas películas de las tardes de sábado de Antena 3? Muerte mortal. Familia letal. Letal mortal.

El Bond cinematográfico es un sicario frío, un fornicador misógino cuasi-violador (o sin cuasi) y un ludópata alcohólico. Podemos jugar con esos elementos, pero en el momento en que le quitemos alguno de ellos, empieza a no ser el Bond que conocemos por el cine. Que no es el de las novelas, cuidado. El Bond literario no es tan motherfucker. Sufre cada vez que tiene que usar su licencia para matar. Se atormenta por los crímenes cometidos en nombre de Su Majestad. Duda. Llora. Se enamora. Se plantea muy seriamente plantar al Servicio Secreto y fundar una familia (pero no llega a hacerlo porque entonces dejaría de ser Bond). El 007 de las novelas y el 007 de las películas son personajes muy diferentes. En ese sentido, el Bond cinematográfico más próximo al literario es el de las dos películas de Thimothy Dalton (The living daylights y Licence to kill), que todos los puristas de la franquicia (que se conoce que no recuerdan a David Niven como Bond en la paródica versión no canónica de Casino Royale, ni la escena de Roger Moore en Octopussy columpiándose de una liana y lanzando el grito del Tarzán de Johnny Weismuller; que no, que no me lo he inventado) etiquetan como las peores de la serie, el de la primera de Craig (Casino royale, la buena) y el del tercer acto de Spectre.

Yo compro, con los ojos cerrados, al Bond en construcción de Casino Royale y al Bond con crisis de fe, lisiado y en baja forma de Skyfall.

Pero a éste no.

Cambiadle el nombre al personaje de Daniel Craig y me como la película sin ponerle más peros que el ritmo, el patético científico ruso y las chuminadas inclusivas que ni siquiera tienen relevancia para la trama.

¿El nuevo 007, que toma el relevo de Bond, es una mujer negra?

Eso me da igual. Preferiría que Nomi fuese 008, 003 o cualquier otro código, pero en el fondo me da igual.

Pero ¿por qué Q tenía que ser gay?

¿Por qué?

¿Para qué?

Toda la escena de Monneypenny y Bond visitando a Q en su casa sólo parece haberse rodado para que Q pueda decir que está esperando a su novio.

Vale, pero ¿y qué? ¿En qué afecta eso al argumento, el personaje o la película en su conjunto? ¿Qué aporta a esa escena que Q sea gay, cis, bi, trans, pan, omni o asexual?

La orientación sexual de Q no tiene absolutamente ninguna importancia, no cambia nada en la historia, no modifica la percepción que tenemos del personaje.

Entonces, ¿por qué coño nos la tiran a la cara?

Es como ese viejo chiste: «¿Cómo sabes que una persona es vegetariana? Porque te lo dice a los dos segundos de conocerte».

La orientación sexual de Q no le otorga ninguna superioridad moral, ni explica ningún rasgo de su personalidad, ni aporta nada a la trama.

Y sin embargo, nos la tiran a la cara.

A mi el personaje de Q me sigue gustando lo mismo antes que después de que Cary Joji Fukunaga me lo sacase del armario. Si mira a La Meca o a Santiago de Compostela me importa exactamente TRES MIERDAS. Lo que sí me toca la moral es que esa escena sólo parece existir para que los espectadores vean lo inclusivos y gay-friendly que son ahora en Eon Productions.

A mí eso me importa una mierda, siempre que me den una buena película, un buen personaje.

Y no.

Este Bond no es mi Bond, que me lo han cambiado.
Goldeneye I found his weakness
Goldeneye he'll do what I please
Goldeneye no time for sweetness
But a bitter kiss will bring him to his knees
El Bond de Daniel Craig tuvo dos películas de orígenes que, creo que no por accidente, son las dos mejores de la etapa de Daniel Craig: Casino Royale y Skyfall. En la primera, vemos a un Bond inmaduro, recién estrenada su licencia para matar, un Bond que comete errores, que se enamora de una agente doble, un 007 al que se le revuelve el estómago cuando tiene que «suprimir» a un objetivo. En la segunda vemos a un Bond caído, con el corazón roto después de descubrir que es prescindible para esa madre sustituta que era la antigua M (Judi Dench), un Bond lisiado por una herida recibida en acto de servicio, en baja forma después de haberse pasado meses bebiendo chupitos con escorpión y follando a pelo sin cuidar su forma física; un James Bond que consigue elevarse de sus cenizas y regresar a sus orígenes. Skyfall es un «back to the basics», un «back to square one». Reemplazar a Judi Dench con Ralph Fiennes, introducir a Monneypenny y a Q, cerraba el círculo. De repente, las historias contadas en las películas de Sean Connery, las de Roger Moore y la de George Lazenby se convertían en el «futuro» de Bond (a pesar de haber sido rodadas previamente). Esa sensación de continuidad, de que Daniel Craig había tomado el testigo de Pierce Brosnan y ahora, concluida su etapa, se lo devolvía a Sean Connery, era lo mejor de una película que, de por sí, ya es absolutamente redonda.
(Quizá la relación de Daniel Craig con el personaje debería haber terminado en Skyfall).

No time to die ni siquiera parece una película de Bond (y cuando lo parece es casi por accidente) sino una película de orígenes del personaje de Madeleine (Léa Seydoux).

Bond no es el protagonista de su propia película.

Y si Bond no es el protagonista de su propia película, sino un comparsa de un nuevo 007 mujer y negra (insisto: me la pela el sexo y el color de piel de 007, siempre que ese 007 no sea Bond; pero es que hay otras ocho licencias para matar; ¡dadle cualquiera de ellas
a Lashana Lynch, copón!), un comparsa del personaje de Paloma y un comparsa del personaje de Madeleine, eso sería suficiente para que No time to die, siendo una película entretenida y una buena cinta de acción, no fuese ni pudiera considerarse una película de Bond canónica.

Pero es que, para acabar de cagarla, No time to die dedica buena parte de su metraje a hacer tábula rasa de la mitología de Bond:

Le dan el número en clave 007 a otro agente del MI6. Esto ya lo hemos comentado.

Bond forma equipo con Paloma (Ana de Armas), coquetea con ella y Paloma pasa de él como de la mierda.

Una hembra de bandera pasa de Bond.
(Y Ana de Armas consigue disparar armas automáticas y dar patadas de karate en stilettos y traje de cóctel sin que se le salga una teta, que no tiene poco mérito).
¡Ole ese chochote moreno!

Luego, Nomi medio se le insinúa a Bond y también lo deja con ganas de mambo námber faif.

Pero ¿esto qué es?

Han castrado a Bond.
Y me preocupa que No time to die sea un anticipo de lo que nos depara la franquicia para el futuro.

Seguimos con la destrucción del personaje:

Se han cargado a Espectra al por mayor. En cinco minutos. Dejando a la altura de la mierda a Bond, que en ciento y la madre de películas no había sido capaz de lograrlo.

Han matado a Felix Leiter.

Han esmochado a Blofeld.

Le han dado a Bond una familia para que tenga que cuidar de ellos y protegerlos y así sea más vulnerable y cagapoquito.

Y casi nada de eso importaría tanto si le hubiesen dado un buen antagonista.
Buen antagonista.

Pero Lyutsifer Safin (Rami Malek), el villano de la película, aparece cinco minutos al principio y no le vuelves a ver el pelo hasta el tercer acto. Y te cae como el culo casi todo el tiempo porque no es en absoluto un villano a la altura de Bond. Ya el nombrecito se las trae, ¿eh? Y no es que el juego de palabras me mosquee, que los nombres atchonburísticos son parte de las señas de identidad de la franquicia desde que la secretaria de M se llama señorita Dineropenique, y que tiene su momento más bajo en el personaje de Chumino a Tutiplé de Goldfinger, a la que Sean Connery deslesbianiza violándola (menos mal que Daniel Craig no le hace lo mismo a Q en No time to die). No es el que nombre del malo de No time to die me cabree, es que un villano llamado Lyutsifer debería ser la encarnación del mal, y este señor Safin es pelín muy mucho descafeinado para ser un demonio.

Safin empieza No time to die queriendo vengarse de Mr. White por matar a su familia.

Y luego roba un virus, que no es técnicamente un virus sino unos nanobots cabrones del inframundo (comodínde guionista vago: si no sabes cómo explicar una tecnología, usa nanobots), desarrollado por el MI6 y pretende usarlo para cargarse a toda la humanidad.

¿Por qué?

No, en serio. ¿Por qué? ¿Cuál es la motivación de Safin? Porque yo me acabé la película y me quedé como estaba en ese aspecto. ¿Cómo, exactamente, pasa este tío de querer vengarse de Mr. White y de Espectra a querer exterminar a la raza humana? Porque si lo explican en algún momento del metraje, me lo he perdido porque ya no estaba prestando atención de puro aburrimiento. Y si no lo es, tampoco lo entiendo. No tiene sentido. Cary Joji Fukunaga, ¿me estás colando otra vez, el argumento de Moonraker? No, ¿verdad?

Nos dan a Nomi (Lashana Lynch), la nueva 007, que es un personaje que promete, al que deberían dar su propia franquicia, siempre y cuando no sea la de Bond.

Pero el papel de Nomi en No time to die es quitarle a Bond todo el protagonismo que pueda. Quitarle el protagonismo a Bond en una película de Bond.

También nos dan al personaje de Ana de Armas, que aparte de una actriz solvente es una mujer bellísima a la que da gusto ver en pantalla (¡Franquicia para ese personaje y para el de Lashana Lynch ya!).

Pero, ¿y qué, si todo el metraje que le han dado en la película es casi el que tiene en los tráilers? Es como si me dijeses que me vas a obligar a ver, otra vez, Army of the dead pero, antes, me vas a poner el anuncio de las japonesitas con orejas de ratón cantando mouso mouso.
«Mouso, mouso, mouso mouso mouso».

Golden words he will pour in your ear
But his lies can't disguise what you fear
For a golden girl knows when he's kissed her
It's the kiss of death from
Mister Goldfinger
Pretty girl beware of this heart of gold
This heart is cold
Pero lo más estúpido de No time to die es el final.

En No time to die matan a Bond.

Es un error y una torpeza.

Hay personajes que no deben morir. No tiene sentido matarlos, ni amparándose en, y creo que éste es el motivo oculto tras la decisión de finiquitar a Bond en No time to die, el deseo de hacer un reinicio de la franquicia, con un nuevo actor y nuevas temáticas. Batman no debe morir. Drácula no debe morir. Indiana Jones no debe morir. Supermán puede morir, siempre y cuando luego resucite  después. Sherlock Holmes no debe morir. Sasha Grey no debe morir. Bond no debe morir. Ni siquiera de broma.

Bond es un arquetipo. Y los arquetipos no pueden morir.

Sin Bond no existirían las películas de Misión Imposible. No existirían las novelas ni las películas de Jason Bourne. No existirían los libros de Donovan Creed, por malos y whatthefuckísticos que sean. Bond es un superhéroe. Sin las películas de Bond tampoco habría películas de superhéroes.

Y sin embargo podrían haberlo matado con elegancia. Con epppppppppicidad. Bond podría haber muerto como un héroe.

Pero no. Muere como un gilipollas.
Y así, poniendo cara de lelo.

Matar a Bond podría haber sido una buena idea.

Mira que hay buenas ideas como esa en No time to die.
(Aunque son muchas más las malas, como ese Bond dando por buena la mentira de Blofeld acerca de su atentado en la tumba de Vesper Lynd sin cuestionarse que pueda ser una maniobra de desinformación, o ese ojo biónico con Wi-Fi que de alguna manera Blofeld ha conseguido conservar o introducir en una prisión de máxima seguridad).

Pero las dejan caer sin sacarles partido.

Como el virus que le inoculan a Bond. Argumentalmente, es un hallazgo. El virus obliga a 007 a afrontar la verdad sobre sí mismo: Bond no puede amar, Bond no puede hacer amigos, Bond no puede tener familia porque mata a todos los que se le acercan como si siempre hubiese llevado ese virus en la sangre, recurso dramático absolutamente genial que denota un profundo conocimiento del personaje.

Pero está totalmente desaprovechado. Como todo lo demás que podría haber hecho brillar esta película.

Y es un final amargo para la aportación de Daniel Craig, un grandísimo actor, insisto, que podría haber dejado a 007 en su momento más alto.

Pero no ha sido así.

Casino Royale es una maravilla. Esta película, junto con Skyfall, Goldeneye (¡y qué videojuego, por cierto!), 007 contra el doctor No (quizá por ser la primera que vi, y por Ursula Andress) y Goldfinger seguirán siendo para mí las mejores, hasta ahora, de la saga. Y los espectadores que convirtieron esta película de 150 millones de presupuesto en un éxito internacional de más de 616 millones de recaudación estarán de acuerdo conmigo.

Luego vino Quantum of solace. Una puñetera locura. En el peor sentido (otro 007 sin picha; forma pareja con Olga Kurylenko ¡y no se la trinca!). Una película sin guion porque la huelga de guionistas de hollywood pilló a la producción sin una historia, sólo con un esqueleto argumental. Sin diálogos. Sin escenas. Joder, que Marc Foster puso a Daniel Craig a escribir escenas. A pesar de que Daniel Craig no es escritor y así se lo dijo al director de este cataclismo cinematográfico de 200 millones que, sorprendentemente, se quedó sólo un poco por debajo de los 590 millones de dólares de recaudación.
"We couldn't employ a writer to finish it. There was me trying to rewrite scenes - and a writer I am not. Me and [director] Marc Foster were the ones allowed to do it. The rules were that you couldn't employ anyone as a writer, but the actor and director could work on scenes together. We were stuffed. We got away with it, but only just."
Yo tenía el ano un poco arrugado cuando entré en el cine para ver Skyfall.

Me preocupaba por nada. Como ya he dicho más arriba, Skyfall es fabulosa. Sus doscientos millones de presupuesto se tradujeron en más de mil cien millones de recaudación y Daniel Craig no sólo redimió la franquicia del hostión de Quantum of solace, sino que nos hizo desear que siguiese encarnando a 007 por muchos años.

Entré aún más atribulado en el cine cuando fui a ver Spectre, porque ahora tocaba peli mala para cumplir con la frecuencia: Casino Royale buena, Quantum of solace mala, Skyfall buena, Spectre...

Spectre tiene el mejor prólogo y primer acto de Bond que hayamos visto en siglos. ¡Ese Bond disfrazado de La Muerte, por Cristo crucificado! ¡Puro subtexto cinematográfico!

A partir de ahí, la película se estrella (y sin embargo hizo más de 800 millones sobre un presupuesto de 245 millones). El regreso de Espectra y de Ernst Stavro Blofeld a la franquicia (años de batallas judiciales por problemas de derechos de autor lo habían hecho posible hasta el momento, por eso en Quantum of solace hay una organización criminal en las sombras que se parece zozpechozamente a Espectra pero no se llama Espectra porque no podía, que la cosa estaba en los tribunales) fue un quiero-y-no-puedo. Una película que empieza de recontraputísima madre y acaba no teniendo ni pies ni cabeza y, encima, siendo aburridísima. Y con Bond teniendo la historia de amor más rápida y estúpida de su historia con el personaje de Madeleine (Léa Seydoux interpretando a la hija de Mr. White). Encima, el mini-boss interpretado por Dave Bautista tiene tan poco carisma que nos hizo echar de menos a Richard Kiel y a Harold Sakata, problema que volveremos a tener en No time to die con el tipo del ojo pipa, el científico ruso amoral con pinta de profesor de inglés pederasta y el mormón sonrisas cabrón.

Por eso no las teníamos todas con nosotros cuando nos sentamos a ver No time to die. Y, aunque como película de acción funciona bastante bien, la historia no acaba de cuajar y, encima, tiene esos problemas de ritmo y coherencia a los que hemos aludido antes.

¿Que qué entendemos por un problema de ritmo? ¿Qué te parece que Cary Joji Fukunaga intente empezar su película tres veces antes de conseguir que empiece realmente su largometraje de casi tres horas? No time to die no empieza hasta el minuto siete (flashback de Madeleine niña, escena de Madeleine adulta nadando, ¡ah, por fin entra Bond! Ya empezaba a creer que ésta era una película de Madeleine). Hasta Quantum of solace, que mira que es mala, empezaba en el minuto cero. Empezaba mal (no teníamos ni puta idea de quién estaba persiguiendo a Bond, ni por qué), pero empezaba. ¿Qué es un problema de coherencia en No time to die? El MI6 creía que Bond estaba muerto pero la CIA lo localiza en cero coma. Bond y Paloma se infiltran como si nada en una hipersecreta reunión de Espectra. Felix muere en la plataforma petrolífera cuando lo único que tenía Bond que hacer para darle una oportunidad de vivir era abrir una puta puerta, que es lo que espera a hacer justo después de que Felix muera. Madeleine insiste, una y otra vez, que Mathilde no es hija de Bond, cuando sabemos perfectamente, y Bond también, que no puede ser hija de nadie más. Safin estña tan interesado en proteger a Mathilde (¿como compensación por la familia que perdió, tal vez?) hasta que, de repente, deja de estarlo, con lo cual todas las escenas precedentes con la niña dejan de tener puto sentido.
«¿Y qué? Van a pagarme igual».
You can't deny the prize it may never fulfill you
It longs to kill you, are you willing to die?
The coldest blood runs through my veins
You know my name
No time to die se queda a medio gas en casi todo.

La película de Bond empieza, en realidad, como una película de orígenes del personaje de Madeleine, pero sólo un poco (a continuación la expulsan de la acción hasta la mitad del segundo acto).

Nomi reemplaza a Bond como 007, pero sólo un poco (pese a toda su chulería, va a remolque de Bond durante todo el metraje).

Madeleine reemplaza a Vesper Lynd como interés romántico de Bond, pero sólo un poco (al final resulta que no era una traidora, que Bond no aprendió en Casino Royale a desconfiar de las apariencias y que mandó al segundo amor de su vida a paseo por nada).

La organización de Safin (tampoco recuerdo si llegan a darle un nombre) reemplaza a Espectra, pero sólo un poco (Bond y Nomi les aplican un ERE por las bravas).

Bond hace las paces con su pasado, pero sólo un poco.

Bond se retira, pero sólo un poco.
(Por cierto, ¿cómo coño se paga este tío el alquiler en Jamaica y la gasofa del Land Rover, ahora que está desempleado? La economía de Bond siempre me ha descolocado. Que en Skyfall está oficialmente muerto y todas sus posesiones han sido embargadas y subastadas. ¿Cómo se paga la casita en la playa y las cervezas? ¿Tiene pasta escondida en paraísos fiscales? ¿Acciones de Pornhub? ¿Bienes raíces? ¿Bitcoins?)
¿Apuestas de bar?

Bond vuelve al servicio activo, pero sólo un poco (acepta un encargo de la CIA, le oculta información a sus antiguos jefes, pasa más tiempo yendo a su bola que colaborando con el MI6...).

Bond se preocupa por su familia, pero sólo un poco (en vez de quedarse con ellos todo el tiempo cuando están en peligro, crea una situación estúpida en la que los hombres de Safin los secuestran).

Y en el paratroopers nos gusta No time to die.

Pero sólo un poco.
En alemán como que mola más.

No time to die podría haber sido un tejón mielero y sacarte los huevos por una oreja.

Pero es un tejón común y te ofrece muy educadamente una chocolatinas de menta con el té de las cinco.

Y, lamentablemente, es la última vez que veremos a Daniel Craig como Bond.

Hasta la vista, Daniel. Lo hiciste lo mejor que pudiste.

Y, al menos durante dos películas y media, fuiste el mejor Bond de todos los tiempos.
Diamonds are forever, they are all I need to please me
They can stimulate and tease me
They won't leave in the night
I've no fear that they might desert me
Diamonds are forever, hold one up and then caress it
Touch it, stroke it and undress it
I can see ev'ry part, nothing hides in the heart to hurt me
I don't need love, for what good will love do me?

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